domingo, 7 de octubre de 2007

EL ARTE DE SABER TOCAR




Desde la prehistoria televisiva( SXIX hasta 1935) hasta su era más actual( SXX hasta hoy), se han sucedido numerosos cambios tanto en la forma como en los contenidos de dicho invento. Cuando Baird inventó su televisión mecánica, su pretensión era conseguir con la imagen lo que el telégrafo había conseguido con el sonido: la transmisión de mensajes informativos entre diferentes lugares del mundo. Pero...¡ ya se sabe!, "una imagen vale más que mil palabras", por lo que pronto se hizo patente la multiplicidad de usos del aparato televisivo así como la rentabilidad( de carácter ideológico, social y, como no podía ser de otra manera, económico) que se podía obtener de él.






Información, formación, entretenimiento...¡ usted elige!,¿ o no?.




Los medios de comunicación, por regla general, suelen mostrar aquella parcela de la realidad que les conviene, esté en conocimiento público en cada momento, en función de sus intereses, intenciones, ideología... Para ello, la televisión juega con su principal ventaja: el poder imaginativo en toda su extensión. Entendiendo de esta manera tanto el poder impactante de la imagen por sí misma como el de la ficción televisiva, a veces intencionadamente disfrazada de realidad para inducir a la ¿ distracción, confusión...? pública.






"Si no lo veo, no lo creo", esta escéptica frase que es, por otra parte, expresión del sentir popular, usada recurrentemente como método para falsear o confirmar un determinado hecho o acontecimietno, se convierte en la tela de araña de la televisión para atrapar a su público.






Ya lo avisó Maquiavelo en su obra El Prícipe :"... Y los hombres, en general, juzgan más por los ojos que por las manos; que a todos es dado ver, pero tocar a pocos". La gran mayoría de las personas acostumbran a tener como método de juicio las apariencias, la "capa superficial " de los otros, aquello que pueden ver fácilmente, porque piensan que sus ojos no les engañarán; mientras que es un porcentaje minoritario el que se atreve a "tocar", a ir más allá de esa capa superficial que fácilmente es mostrada, a profundizar en las apariencias para llegar a la verdadera esencia, al corazón del hecho desnudo de toda tergiversación.






El poseedor de esta maravillosa habilidad de "saber tocar", es también el dueño de la valiosa capacidad de saber discernir entre información, conocimiento y sabiduría, 3 conceptos que todo auténtico periodista sabe diferenciar sin el menor problema.






Si nos remontamos al étimo latino de información ( "informatio" y el verbo "informo"), descubrimos que el significado original de esta palabra es: dar forma, crear o instruir. Si atendemos a una definición más actual, también podría entenderse por información " toda acumulación de datos y hechos que actúa como nutriente psicológico de la persona"- Diccionario Enciclopédico Salvat-. La información es en sí misma protéica, cambia día a día, y la labor del buen periodista es saber elegir que información merece ser "tocada" y argumentar ante su público el por qué de su elección.






La capacidad crítica para llevar a cabo esta necesaria tarea, la obtendrá de su conocimiento. Esto es, del entendimiento, inteligencia, razón natural o estado de conciencia de sí mismo y de las cosas. El conocimiento posibilita una adecuada elección entre las informaciones disponibles y, a su vez, la información puede alimentar el conocimiento, incrementando nuestro estado de conciencia sobre todo aquello que nos rodea. Cuando este ciclo de retroalimentación entre conocimiento- información se convierte en una práctica cotidiana en la vida del periodista, éste habrá comenzado a adquirir un primer nivel de sabiduría, es decir, un conocimiento profundo del mundo en el que vive, el cual dará lugar al desarrollo de una conducta prudente en la vida.






Hay otra diferencia sustancial entre estos 3 conceptos: su grado de evolución. La información cambia cada día, el conocimiento tarda años en evolucionar y los pilares de la sabiduría actual no se han modificado desde la época de Sócrates.






Tras todo lo dicho, cabría plantearse las siguientes preguntas: ¿ está nuestra sociedad informada?, ¿ puede decirse que vivimos en una sociedad con importantes conocimientos?.




Nuestra sociedad padece de "informatitis", la mayoría de las personas están atragantadas debido al exceso informativo. Podemos decir que vivimos en la sociedad de la información, lo que no implica que nuestra sociedad esté informada; demasiadas opiniones sin fundamento lo impiden.






¿ El mejor remedio?: convertirnos en practicantes cotidianos del arte de saber tocar.




Antípoda.


















1 comentario:

Atlantida dijo...

No sé si has leido "El mundo de Sofía" donde para tratar de introducir a una niña en el maravilloso mundo de la filosofía y por tanto del conocimiento, el filósofo empieza hablándole de la piel de un conejo, de como la mayoría nos quedamos en la superficie de sus pelos y solo unos pocos bucean entre ellos hasta llegar a las raices y comprender qué había más allá de lo que vemos a simple vista. Es un ejemplo infantil y simple, si lo lees verás que tiene mucho que ver con lo que cuentas.
No creo que seamos un mundo informado, aunque evidentemente hay mucho manejo de información. Para mi, más allá de la procedencia del término o de actuales definiciones, informar es el acto de explicar un acontecimiento que ha ocurrido o la narración de algo que está sucediendo. Cuando redactamos un informe de algo enumeramos los hechos, el que lee saca, a posteriori, una conclusión. Vivimos en un mundo claramente subjetivo donde la información da paso a los pensamientos definidos volcados hacia una u otra vertiente.
Muy interesante tu post, me alegro de haberte leido.