martes, 2 de octubre de 2007

PERIODISTAS DE HOY: ORGULLO SOFISTA VS RIGOR SOCRÁTICO






Fecha: 2 de Octubre del 2007

La diseminación informativa propiciada por las revoluciones Americana y Francesa, es la madre de un hecho innegable: hoy en día cualquiera tiene acceso a la información. Esta realidad será el punto de partida de la reflexión siguiente.

A principios del siglo XX, a causa de dicha diseminación, comienzan a abarartarse los costes necesarios para conseguir que un medio pueda funcionar: "¡ tecnología al alcance de todos!", es el lema que caracteriza este momento histórico. Por lo tanto, si el acceso informativo ya no resulta algo "meritorio", terreno de profesionales, sino "puerta pública" al ámbito periodístico, ¿ cuál es la conquista de los legítimos maestros de la información?. La clave: la capacidad interpretativa.

En palabras de D. Juan Luís Manfredy Mayoral, profesor de la Facultad de Comunicación de Sevilla: " Los periodistas debemos repensar cuál es hoy el papel del periodismo. La localización, criba, organización y jerarquización informativa que desempeña el profesional de la información es lo que le diferencia de aquellos que no lo son". Este patrimonio exclusivo del auténtico periodista es lo que he decidido llamar RIGOR SOCRÁTICO.

La filosofía socrática está basada en el concepto griego de "Mayéutica" o como afirmaba Sócrates, "el arte de dar a luz a las ideas" que se encuentran en el interior de la propia persona. El rigor socrático parte de la fe en el conocimiento humano, se basa en los valores intelectuales y morales de la persona para alcanzar lo verdadero ( "Areté"). Este tipo de periodista tiene siempre presente, a la hora tanto de obtener como de dar a conocer sus informaciones, que lo importante es la búsqueda de la verdad( el saberse caminantes constantes de esa línea es su mayor orgullo),
son concientes de la importancia de la naturaleza intrínseca de sus acciones para llegar a dicho fin, es decir, son practicantes cotidianos de la deontología, así como conocedores de las consecuencias negativas generadas por la aplicación de la teolología. El profesional de la información, amigo del rigor socrático, es el que lleva a cabo la imprescindible tarea de auscultar el mercado para descubrir cuales son las demandas informativas del público objetivo. ¿Mercado?, ¿ público objetivo?, sin duda, se trata de conceptos básicos del vocabulario propio del "periodista sofista", oponente natural del periodismo socrático.

En la antigua Grecia, la profesión de Protágoras de Abdera ( padre del relativismo y uno de los sofistas más conocidos) consistía en enseñar la habilidad retórica a los jóvenes aristócratas, a cambio de una remuneración, previamente pactada con la familia del discípulo. Puede decirse que los sofistas eran una especie de "mercaderes del conocimiento". Empleo este término en lugar del de filósofo porque los sofistas no creían en la verdad, por lo que se hacía totalmente innecesaria su búsqueda; cuestionaban la capacidad humana de acceder al conocimiento, eran relativistas y escépticos por definición, incurrían en incoherencias constantes pues al no creer, por principio, en la VERDAD ( en el sentido de valores universales y prinicpios éticos), enseñaban al discípulo de turno su " verdad"- la cual variaba sustancialmente de contenido en función de la ideología de la familia de cada pupilo-. Sirva todo esto como a modo de "foto del alma" de este otro tipo de periodistas, los herederos del orgullo mal fundamentado de los sofistas.

Como puede comprobarse, el concepto economicista que rige hoy la mentalidad de los medios, no es, en modo alguno, nuevo; quizás la novedad radique en el empleo de ciertos vocablos propios de la ciencia económica y los generados a través del empleo de aquéllos. Un ejemplo: el concepto de "marketing" estrechamente relacionado con el de "segmentación del mercado".

El marketing versa sobre las diferentes estrategias que el medio puede desarrollar- simpre que sean rentables, claro- para hacer su producto más atractivo, diferenciándose así de la competencia, fidelizando a su "público objetivo" y ganado otro nuevo. Podría decirse, a primera vista, que es algo beneficioso para el medio de comunicación pero... ¡ cuidado!, el marketing puede resultar ser una poderosa arma de doble filo si sólo se atiende al fin económico( obtener los mayores beneficios posibles a partir de la ampliación de la "clientela") y se olvidan dos cosas muy importantes:










  1. el carácter propio de los medios empleados para llegar a dicho fin, esto es, las formas empleadas son tan importantes como el fondo de la cuestión.






  2. los destinatarios de la información comparten la misma condición sustancial que su manipulador: son personas humanas.



Cuando la empresa mediática olvida o no tiene en cuenta estos dos hechos, ocurren meteduras de pata de bastante consideración, tal y como comentaba una lectora de El Semanal de ABC de este domingo, en una carta a la revista. Se titulaba "Culpa del Nuevo Marketing". La reproduzco a continuación debido a su valor altamente ilustrativo de la realidad actual.




" La mañana fue horrible. Parecía que no llegaría nunca el momento de llegar a casa y descansar. Al fin, la recompensa, la agradable siesta reparadora. Cierro los ojos y... ring ring. Contesto: ¿diga?. Al otro lado, una voz metálica me grita: "Hola. Te llamo de la empresa X. ¿ Tienes ordenador?, ¿ estás contenta con la velocidad de tu línea ADSL?, ¿ te interesa cambiar?.




Pensando si no será que ya estoy dormida y estoy teniendo una pesadilla, me restriego los ojos, miro el reloj: las cuatro de la tarde, no es verdad, no puede ser verdad. Ella continúa ajena a mi perplejidad: ¿ te interesa línea de televisión a través del teléfono?, ¿ llamadas gratuitas locales y provinciales?. Cuando creo que estoy empezando a salir de mi estado de shock, e intentando comprender que me pregunta, empieza a crecer en mí la rabia y le pregunto yo: Oiga, señorita...¿ cómo tiene usted mi número de teléfono?, ¿ por qué me molesta a esta hora?. Y, sobre todo, ¿ de qué la conozco para que me tutee?. Silencio, no se oía nada, colgó. Volví a cerrar los ojos y con una sonrisa en los labios, pensé: no es culpa de la Logse ni de los padres ni de los tutores ni del calentamiento climático... Es culpa del nuevo marketing. Al fin hay algo a lo que echar las culpas que no sea a nosotros mismos. Y me dormí."




En fin...como poco la empresa X ha perdido un cliente, pero si no decide cambiar cuanto antes su filosofía de marketing, las pérdidas podrían ser incalculables.




Conclusión: el periodismo necesita más rigor socrático y menos orgullo sofista.




Firmado: Antípoda.




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